La reemplazante de Martín Guzmán en Economía asumió después de un día y medio de desgastantes especulaciones.
Las exigencias de Sergio Massa son ponderadas generalmente desde la perspectiva de su desmedida angurria, pero en el caso de las tratativas para salvar la crisis provocada por la renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía parecen de lo más sensatas y coincidieron con el análisis general que hizo el dimitente, al margen de que haya contribuido a erosionarlo sumando su propio ácido al aportado por el cristinismo.
Guzmán condensó su posición política en un párrafo de la renuncia que elevó a Alberto Fernández y divulgó por Twitter mientras su némesis, Cristina Fernández, escalaba su ofensiva en la filípica de Ensenada: “Desde la experiencia que he vivido, considero que será primordial que trabaje en un acuerdo político dentro de la coalición gobernante para que quien me reemplace cuente con el manejo centralizado de los instrumentos de política macroeconómica necesarios para consolidar los avances descriptos y hacer frente a los desafíos por delante».
“Manejo centralizado de los instrumentos de política macroeconómica”. Lo que no pudo arrancarle al procrastinante Fernández. En particular para el área de Energía, donde los funcionarios cristinistas boicotearon cualquier disposición tendiente a mermar la sangría fiscal de los subsidios que benefician al electorado del área metropolitana. Es un feudo administrativo que la Vicepresidenta se resiste a resignar, mucho más ahora que circulan por ahí las millonadas destinadas a importar combustible.
Como condición para involucrarse en la gestión de la crisis, Massa habría pedido no solo Economía sino también la Jefatura de Gabinete, la AFIP y el Banco Central. La lista proyecta la imagen de un sujeto que entra a saco por cargos y poder, quizás para resarcirse porque no se le permitió colocar al sucesor de Matías Kulfas en Producción y receloso del nuevo ministro en esa cartera, Daniel Scioli, sobre quien ya empiezan a barajarse diseños presidenciales. Como los datos para confeccionarla provienen de fuentes que podrían estar interesadas en desacreditarlo, conviene tomarlos con prudencia.
José Ignacio de Mendiguren, massista y presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior, enfocó la cuestión en términos más trascendentes que la mera gula. Explicó que Massa no aceptó la Jefatura de Gabinete porque entendía que era preciso hacer varios cambios para lubricar la coordinación de las áreas más importantes del gobierno, pero «el presidente y la vicepresidenta determinaron que sólo hacía falta hacer cambios en el Misterio de Economía».
«Massa cree que hace falta coordinar más las áreas de gobierno, esa es su opinión y fue su propuesta, pero quien decide es el presidente», dijo.
O sea: para Massa la salida del laberinto requiere lo mismo que para Guzmán.
“Desde la experiencia que he vivido, considero que será primordial que trabaje en un acuerdo político dentro de la coalición gobernante para que quien me reemplace cuente con el manejo centralizado de los instrumentos de política macroeconómica”
Martín Guzmán
Una lectura similar esgrimió el ex presidente del Banco Central Martín Redrado, que también rechazó el puesto porque a su criterio la gestión no se enderezará si no se establecen acuerdos parlamentarios con la oposición para consensuar reformas monetarias y fiscales que preserven la política económica de las cada vez más feroces turbulencias de la interna.
El cargo debe venir con las herramientas para ejercerlo con chances de eficacia, pero Fernández ofrece serruchos cuando hay que poner tornillos.
Otro nombre que circuló fue el del director del INDEC Marco Lavagna, con el asesoramiento de su padre Roberto, ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. También, los de Emanuel Álvarez Agis, segundo de Áxel Kicillof en la cartera en la presidencia de Cristina Kirchner; Javier Timerman, hermano del extinto Héctor; Mercedes Marcó del Pont, titular de la AFIP, y Guillermo Nielsen, secretario de Finanzas de Lavagna entre 2002 y 2005, ex presidente de YPF y actual embajador en Arabia Saudita y Yemen.
Ninguno quiso agarrar el clavo ardiente, o no cumplió el requisito de conformar tanto a Alberto como a Cristina. Batakis, ministra de Economía de Scioli en la Provincia de Buenos Aires entre 2011 y 2015 y secretaria de Provincias en el Ministerio del Interior, entró al final del descarte, con un desgaste anticipado por la febril y extensa ronda previa de postulantes ¿Le habrán garantizado los dedos mayores la coordinación y los consensos que pedían los otros?
En sus primeras declaraciones a la prensa hizo profesión de fe del equilibrio fiscal y se comprometió a seguir el programa económico del Presidente.
Es lógico que la reacción fuera un chicotazo de desconfianza. Las sistemáticas frustraciones de Guzmán para reducir el déficit energético contra el criterio del cristinismo fueron las que lo llevaron a renunciar. En teoría, ejecutaba el programa económico del Presidente, como quiere hacer su sucesora.