Criptoguerra: colapso, metástasis y bicicleta

La justicia cordobesa imputó e indagó a Edgard Adhemar Bacchiani por estafas reiteradas a menos de tres semanas de que se presentara la primera denuncia en su contra. En Catamarca, aún no hay novedades sobre una investigación preliminar sobre Adhemar Capital iniciada hace un año y medio y ya son cuatro las financieras denunciadas por fraude.

El rápido avance de la causa por estafas reiteradas que sigue la justicia provincial de Córdoba contra el “Trader God” Edgar Adhemar Bacchiani operó como acelerador de la crisis iniciada en Catamarca por la cesación de pagos de su financiera, Adhemar Capital, y precipitó denuncias penales contra otras tres casas del rubro: “RT Inversiones”, del empresario Edgardo Bulacios, “Callvu Servicios Financieros y Bursátiles”, de Cristian Rojo, y una filial local de Generación Zoe, cuyo propietario, Leonardo Cositorto, fue detenido en la República Dominicana.

La metástasis empieza a capilarizarse hacia los “poceros” o “arrieros”, sujetos que reunían contribuciones de varios inversores hasta acumular cifras multimillonarias que les permitían negociar utilidades mayores cuando las depositaban en las financieras madre. Pagaban a sus clientes un porcentaje entre tres a cinco puntos menor al que obtenían y se quedaban con la diferencia. Cortado el flujo arriba, no pueden ahora cumplir con los desembolsos comprometidos.

La evolución de los acontecimientos confirma las características del proceso, que se desarrolló en Catamarca a lo largo de dos años.

El crecimiento exponencial de las utilidades que ofrecían y pagaban las financieras no se debió a las ganancias que supuestamente lograban con la especulación en el mercado de criptomonedas, sino a la intensa competencia por la captura de depósitos que detonó la campaña promocional desplegada por Bacchiani, cuya agresividad disparó la fiebre.

El arco de la trepada va de un promedio del 9 por ciento hace dos años a tasas superiores al 22 en el final del ciclo. Las tasas de retorno escalaron con el objetivo de retener o arrebatarle inversores a la competencia, divorciadas de cualquier inversión razonable.

Para no perderse la ganga, muchos invirtieron dólares que atesoraban fuera del sistema bancario, en negro. No puede descartarse que también haya entrado dinero de actividades ilícitas.

El universo de aportantes se agotó, dejaron de ingresar nuevos depósitos, el circuito se cortó y el ecosistema hizo colapso porque la gente empezó a reclamar la devolución de lo que había puesto en cuanto comenzaron a ralentizarse los pagos de los intereses convenidos.

El crecimiento exponencial de las utilidades que ofrecían y pagaban las financieras no se debió a las ganancias que supuestamente lograban con las criptomonedas, sino a la intensa competencia por la captura de depósitos 

Indicios

El propio Bacchiani ofreció indicios de esta dinámica cuando el Banco Central le puso la lupa encima y el cerco sobre Adhemar Capital comenzó a cerrarse.

En diciembre, en uno de sus vivos de Instagram, identificó dos bandos: los dedicados a la usura, en el que ubicó a RT Inversiones y Generación Zoe, y los verdaderos “traders”: él mismo, el riojano Carlos Bernede, de Finantech, y Cristian Rojo, de Callvu.

“Ustedes son dueños de hacer con su plata lo que quieran, pero después no lloren. Vayan a gente que les pueda demostrar que hacen trading. Tengan cuidado con la usura, pueden terminar con líos”, recomendó a sus seguidores.

Fue la formalización de la Criptoguerra. La debacle espiraló a ritmo vertiginoso desde entonces. Cuatro meses después, todos los litigantes están bajo investigación judicial y son blanco de la furia de miles de personas que se consideran estafadas. Los cargos que les endilgan incluyen la asociación ilícita, que no es excarcelable. Las amenazas a los titulares y empleados de las financieras proliferan; hubo autos incinerados y conatos de violencia en las sedes de las firmas.

Complicados en el frente judicial, los financistas coinciden en la estrategia para tratar de calmar a sus clientelas en pie de guerra: reestructuran compromisos y bicicletean los pagos, mientras alegan que la crisis es producto de imponderables como el desplome del mercado cripto, conspiraciones políticas, congelamiento de cuentas debido a investigaciones judiciales y administrativas, desórdenes internos coyunturales.

“Todo se va a arreglar, tengan paciencia, esperen que los llamemos”, indican, cada vez con menos éxito.

La fiscal de Delitos Complejos de Córdoba, Valeria Rissi, imputó a Edgar Adhemar Bacchiani por estafas reiteradas y lo indagó a menos de tres semanas de la primera denuncia. En Catamarca, todavía no hay novedades de una investigación preliminar abierta por el Fiscal Federal hace un año y medio

Contraste

La rapidez de la Fiscalía de Delitos Especiales de Córdoba dejó en evidencia la lentitud de del Juzgado Federal catamarqueño, donde las actividades de Bacchiani son desde septiembre de 2020 objeto de una investigación preliminar tendiente a establecer si existen elementos suficientes para encartarlo. Hasta el momento no arrojó resultados.

El fiscal Santos Reynoso abrió el expediente en la misma época en que el Banco Central realizaba el análisis de los movimientos de Adhemar Capital en base al que un año más tarde solicitó a la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC) que investigara si la firma estaba perpetrando una estafa piramidal.

Según el Central, entre el 28 de agosto y el 31 de diciembre de 2020 Adhemar Capital ofreció y pagó a sus clientes más importantes tasas hasta tres veces superiores que las que podía demostrar haber logrado con la especulación con criptomonedas.

Embolsó en el período depósitos por 73,8 millones de pesos y desembolsó en concepto de utilidades 20,7: 53 millones de pesos a su favor en cuatro meses sin necesidad de tradear.

Debido a que las indagaciones sobre el “Trader God” habían sido iniciadas primero en Catamarca, Reynoso y el fiscal del Tribunal Oral Federal, Rafael Vehils Ruiz, solicitaron que la Justicia Federal de Tucumán y la provincial de Córdoba declinaran sus competencias en los procesos abiertos sobre Adhemar Capital, pero solo la tucumana accedió a girar su expediente.

En Córdoba, Bacchiani tuvo que depositar una caución de 40 millones de pesos para no quedar preso mientras se sustancia la causa en su contra.

La fiscal de Delitos Complejos, Valeria Rissi, imputó al “trader” por estafas reiteradas y lo indagó a menos de tres semanas de la primera denuncia.

Tanta celeridad agitó aún más el avispero de los perjudicados catamarqueños que seguían confiando en los pretextos dilatorios de Bacchiani y el resto de los financistas.

La convicción de que la vía judicial era la más idónea para tratar de recuperar lo invertido se afirmó y se multiplicaron las presentaciones ante la Justicia Federal, que todavía no se ha expedido ni siquiera sobre la investigación preliminar iniciada hace un año y medio.

 

Ver también en El Estaño

https://elestanio.com.ar/bacchiani-y-el-empate-de-las-impotencias/

https://elestanio.com.ar/bacchiani-y-la-prefiguracion-cositorto/

https://elestanio.com.ar/misil-contra-bacchiani-escala-la-criptoguerra/

 

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