El sexto hombre

Cinco miembros del Poder Judicial cayeron en el último lustro, acusados de cobrar coimas, manipular expedientes o abusar de su poder. La denuncia por hurto contra el fiscal Ezequiel Walther se inscribe en esta secuencia oprobiosa. La interna judicial se potencia con ingredientes políticos.

Inquieto ante la posibilidad de que la crudeza de sus disputas intestinas vuelva a quedar expuesta, el sistema judicial catamarqueño maniobra para tratar de reducir los daños de la crisis que detonó la denuncia por hurto radicada contra el fiscal Ezequiel Walther.

El funcionario sacó dos cajas de costosas herramientas de la caja de una camioneta y las colocó en la cabina de la suya, según él para “resguardarlas” de un eventual robo. Los propietarios de las herramientas resguardadas, dos empleados de una empresa cordobesa, interpusieron primero una denuncia contra autores desconocidos, pero luego se enteraron de que las tenía Walther, quien se las devolvió pero no pudo conseguir que creyeran sus explicaciones.

El escándalo se desparramó a velocidad meteórica por medios periodísticos y redes sociales, incluido un video con insultos de uno de los cordobeses al comedido, que se presentó de inmediato para incorporar su versión de los hechos al expediente judicial y acelerar así los tiempos procesales para deslindar responsabilidades penales.

Sin embargo, el incidente desencadenó la quinta crisis institucional grave en la Justicia de Catamarca en cinco años. Cinco magistrados cayeron en las anteriores por motivos oprobiosos.

“Hay que jugarle al 555”, ironizan en tribunales. «Antes de que caiga el sexto».

  • Roberto Mazzuco fue destituido como fiscal en junio de 2017 por recibir coimas.
  • Marcelo González renunció como fiscal de Santa María en mayo de 2018, antes de que lo condenaran en el jury que se le había iniciado por irregularidades cometidas en una causa por un accidente de tránsito del que era responsable.
  • Raúl Da Prá y Juan Pablo Morales renunciaron a la Cámara de Apelaciones en agosto de 2020, horas después de que se dispusiera un jury contra ambos, debido a una denuncia anónima que había llegado a la Corte de Justicia acompañada de un video en el que aparecían recibiendo, supuestamente, un soborno a cambio de mejorar la situación procesal de un encartado.
  • Jorge Alberto Flores, fiscal de Belén, fue exhonerado en mayo de 2021 tras otro juicio político por facilitar el tránsito de camiones de la empresa de su esposa, proveedora de empresas mineras, mientras regían las restricciones por la pandemia.

Los casos de Mazzuco y de los camaristas Da Prá-Morales fueron los más erosivos para el prestigio de la familia judicial, porque mostraron indicios de luchas fraticidas entre grupos conformados por magistrados y estudios jurídicos.

En el episodio de Walther se suma el ingrediente político.

El fiscal es hijo de Catalina Krapp, polémica secretaria de Turismo durante las dos gestiones de Eduardo Brizuela del Moral, y miembro de un linajudo clan con anclaje territorial en Ambato, con históricos y estrechos lazos con el radicalismo y el Frente Cívico y Social.

El incidente Walther desencadenó la quinta crisis institucional grave en la Justicia de Catamarca en solo cinco años. Cinco magistrados cayeron en las anteriores, por motivos oprobiosos. “Hay que jugarle al 555”, ironizan en tribunales. «Antes de que caiga el sexto»

Cuentas pendientes

Para importantes sectores del peronismo, Walther es blanco simbólico ideal para tomarse revancha por los pleitos de la década del ’90. Viejos rencores, karma familiar, que encastran con la más reciente tirria que le tomaron grupos feministas por el trámite de una causa por abuso aún en curso contra el intendente de Santa Rosa, Elpidio Guaraz.

La deuda más pesada, sin embargo, es la que adquirió en 2017 con la destitución de Mazzuco, quien lo sindicó como engranaje de una operación en su contra orquestada por José “Pepe” Cáceres, integrante de la Corte de Justicia.

En el jury, Walther testificó que, mientras desarrollaba en su fiscalía la investigación por una estafa, Mazzuco había iniciado otra causa “paralela” para tratar de apoderarse del expediente. Por este motivo, había pedido que se le inicie un sumario.

Mazzuco lo contradenunció de inmediato por falso testimonio y aseguró que se había reunido con Cáceres luego de declarar en el jury. La infidencia se habría filtrado a través de una funcionaria judicial.

«La doctora Beatriz Monllau me comenta que cerca del mediodía la llamó por teléfono su hermana, la doctora Sofía Monllau, quien tiene el cargo de Secretaría Electoral de la Corte de Justicia y le comentó que momentos antes de esa llamada, encontrándose en el edificio de la Corte de Justicia y en inmediaciones del despacho del doctor José Cáceres, se cruzó con Walther, quien justo en ese momento salía del mismo a las risotadas y expresando a viva voz ‘cómo los cagué a estos dos pelotudos’. Sin tener conocimiento de lo que hablaba, Sofía Monllau le preguntó, al estar casi al lado de él, a qué se refería, a lo que expresó (Walther) que se refería al doctor Mazzucco y al doctor Figueroa, reiterando que los había cagado y los había destruido en tono jocoso», relató en la denuncia.

Para Mazzuco, al atacarlo a él y al también fiscal Víctor Figueroa, con quien  se lo vinculaba, Walther pretendía “eliminar competencia” en el fuero.

“Nosotros rendimos siempre en los concursos con él y nos ha ido bien. Creo que él quiere eliminar competencia y crecer en su carrera dentro del Poder Judicial”, consideró.

Walther, por su parte, calificó la denuncia como un “manotazo de ahogado”.

«Lo bueno es que me vuelven a posicionar en la vereda de enfrente en donde están ellos dos y que yo nunca compartí. Estas diferencias se fueron agravando a lo largo del tiempo, que hicieron que no comparta bajo ningún punto de vista las prácticas que tenían los fiscales Mazzucco y Figueroa. Esto lo formulé primero en forma oral y después en forma escrita», recordó.

El litigio exhibió por primera vez, estruendosamente, diferencias en la estructura judicial que irían haciéndose luego cada vez más evidentes, hasta llegar al clímax de la video-denuncia anónima contra Da Prá y Morales, que tuvo derivaciones en el fuero federal (https://elestanio.com.ar/fractura-en-el-frente-narco/)

Walther está ahora en la picota por un incidente que no tiene que ver con sus funciones, como los casos anteriores, sino con un  presunto hurto. Podría convertirse en la sexta baja judicial deshonrosa en un lustro.

Pidió licencia por un mes, pero no parece dispuesto a presentar la renuncia.

La Corte analiza los movimientos más convenientes para evitar que un eventual jury se desmadre en escarnecimientos como los que caracterizaron el proceso contra Mazzuco.

 

 

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