La coordenada FMI

El Fondo Monetario Nacional ha pasado a ser la coordenada principal en las disputas internas en el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, que escalarán este año en los procesos de definición de liderazgos de cara a las Presidenciales de 2023.

La reunión del presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía Martín Guzmán con los gobernadores refregó salmuera en las heridas opositoras al enfatizar las diferencias entre el radicalismo y el PRO.

En un principio, todos los gobernadores de Juntos habían anunciado que no asistirían, pero luego los radicales decidieron enviar emisarios y dejaron en falsa escuadra al alcalde de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, del PRO, que se sostuvo reticente.

“Esta deuda que se está negociando la contrajimos nosotros y lo menos que tenemos que hacer es ir y escuchar”

(Gerardo Morales, gobernador de Jujuy, presidente de la UCR)

El vocero del giro radical fue el jujeño Gerardo Morales, aspirante a la candidatura presidencial, con unas declaraciones apuntadas a la interna: “Esta deuda que se está negociando la contrajimos nosotros y lo menos que tenemos que hacer es ir y escuchar”.

Por “nosotros” debe interpretarse Mauricio Macri. O el PRO, embarbascado en esta etapa en un nuevo incidente de espionaje ilegal con la “Gestapo antisindical” o GestaPRO, ramificación de la mesa judicial macrista que tanto espiaba adversarios como aliados incómodos del expresidente.

Al concluir la reunión con los gobernadores de su palo, Fernández se ocupó también de circunscribir las culpas por la deuda. Se quejó por el “triste privilegio” de ser  el primer mandatario nacional que «denuncia a otro expresidente por la forma en que endeudó al país».

«Yo denuncié penalmente por el delito de administración fraudulenta a quienes contrajeron esta deuda y esa causa hoy se ventila en los tribunales federales de la República Argentina. Espero que la Justicia se ocupe de quienes actuaron tan irresponsablemente. Tienen nombre y apellido quienes fueron denunciados», les dijo a los gobernadores de su palo al concluir el encuentro en el Museo Bicentenario.

Halcones y palomas

La exposición de Guzmán adoleció de los defectos clásicos. Insiste en que el acuerdo está trabado porque el FMI pretende un ajuste que el Gobierno no está dispuesto a hacer, pero omite el demoledor impacto de la inflación y el modo en que financiará el déficit sin tocar los subsidios.

El ministro Guzmán informa sobre las tratativas con el FMI

Son detalles menores. La concurrencia de los gobiernos radicales es un paso hacia la meta, exigida por el FMI, de obtener el mayor consenso político posible para la componenda en ciernes. Encuentros con empresarios y sindicalistas completan el movimiento en ese sentido.

La reticencia ubicó a Rodríguez Larreta, por lo tanto al PRO, en el bando de los obstáculos.

La portavoz presidencial Gabriela Cerruti subrayó que el jefe de Gobierno de CABA no asistió al encuentro con Guzmán y Fernández porque “privilegia la interna de Juntos por el Cambio antes que los intereses de los argentinos”.

«No nos llama la atención que no haya venido Rodríguez Larreta, porque el mismo le dijo al Presidente que no puede porque tiene problemas internos dentro de su alianza para participar de estas reuniones», reveló.

Luego destacó la actitud colaborativa de Morales, que es el flamante presidente del Comité Nacional de la UCR. Cuánta astucia.

La conducta “paloma” de los gobernadores radicales en este asunto es comprensible.

Como sus colegas del peronismo, tienen obligaciones administrativas, gastos fijos que cubrir, cuentas indefectibles que pagar. Necesitan la estabilidad y el acceso al crédito que procuraría la renegociación de la deuda con el FMI, igual que el Gobierno nacional, los empresarios y los sindicalistas con cajas restringidas por la desocupación, el empleo informal y el cuentapropismo. El rechazo al Presupuesto fue un golpe suficientemente duro para el consenso que la Casa Rosada busca exhibir. La solvencia de sus tesoros es un capital indispensable de los administradores para retener e incrementar poder político.

Ser “halcón” les resulta más sencillo a quienes no deben afrontar desembolsos, como los legisladores y dirigentes de saliva tan abundante como gratuita. Rodríguez Larreta también gobierna, es cierto, pero en la próspera CABA, mundo aparte cuya dependencia de las partidas nacionales es menor.

Palomas y halcones hay también en el oficialismo.

“No se puede cerrar ningún acuerdo hasta que el FMI asuma sus responsabilidades, porque sería cargar sobre nuestro pueblo una deuda nacida de ilegalidades”

(Agrupación Soberanxs)

Halcones moderados y ultras

Fernández espera que el acuerdo con el FMI le permita empinar sus aspiraciones reeleccionistas.

Cristina marca los límites, Máximo prendió la mecha para el derrumbe del Presupuesto en la Cámara de Diputados. Son los halcones moderados. En el extremo del sector se ubica la agrupación “Soberanxs”, orientada por los ex funcionarios cristinistas Amado Boudou, Alicia Castro y Gabriel Mariotto, muy crítica de la gestión de Guzmán.

“No se puede cerrar ningún acuerdo hasta que el FMI asuma sus responsabilidades, porque sería cargar sobre nuestro pueblo una deuda nacida de ilegalidades”, consideró la línea en vísperas del encuentro con los gobernadores. Y exigieron que Fernández “solicite a la Corte Internacional de Justicia que determine las responsabilidades del organismo internacional por haber otorgado un crédito a la Argentina en el que violó su propio Convenio Consultivo”.

Las paralelas, en el horizonte, finalmente se tocan. La grieta le asigna a Fernández el rol de pato de la boda.

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