La defección del fiscal

Tres peritos advirtieron a Laureano Palacios que la muerte de Juan Carlos Rojas había sido violenta el mismo día del hallazgo del cadáver. El fiscal había dicho que nadie le avisó

La médica forense Daniela Miranda Zar, el técnico esviscerador Ricardo tapia y el director del Cuerpo Interdisciplinario Forense, Sebastián Vega, desmintieron al fiscal Laureano Palacios y aseveraron que le advirtieron que la muerte del ministro de Desarrollo Social Juan Carlos Rojas había sido violenta el mismo 4 de diciembre que el cadáver fue encontrado.

Estos y otros testimonios vertidos en la causa por homicidio que lleva adelante el fiscal Hugo Costilla hicieron cambiar el criterio del fiscal del Jury contra Palacios, Miguel Mauvecín, que finalmente formuló la acusación por mal desempeño. En un primer momento, el 23 de marzo había considerado que el proceso de destitución era improcedente, pero los elementos que fundaron su acusación se incorporaron luego.

Mauvecín objeta que, pese a los fuertes indicios de un asesinato que surgieron de la primera autopsia, Palacios entregara el cuerpo de Rojas para las exequias y no revirtiera tal decisión hasta el día siguiente, cuando ordenó practicar un segundo estudio para, según dijo, tener más precisiones sobre la causa de muerte.

“Luego de la autopsia ‘todo el mundo’ sabía que al señor Rojas lo habían matado. Palacios también lo sabía, y a pesar de contar con un deficiente informe entregó el cuerpo. Si dicha entrega fue por un error involuntario, excusable, debería haberlo subsanado inmediatamente tomando todas las medidas para enderezar el acto fallido” (Miguel Mauvecín, fiscal del Jury)

En el descargo que hizo ante el Jury, Palacios había asegurado que nadie le había sugerido que la muerte de Rojas podría haber sido violenta, pero según los peritos no fue así.

  • El técnico esviscerador Ricardo Tapia testificó: “A eso de la hora 17,40 (del domingo 4 de diciembre) recibo el cuerpo del fallecido Rojas. A simple vista presentaba lesiones, considerando desde mi experiencia que no se trataría de una muerte natural
  • La forense Miranda Zar declaró que al finalizar la autopsia, antes de las 22 de ese domingo, se comunicó telefónicamente con Palacios y le dijo que “no se trataba de una muerte natural”.
  • Sebastián Vega, director del CIF, consignó que recibió un llamado de Palacios entre las 22, 30 y las 23, en el que el fiscal le requirió precisiones para establecer si la causa de muerte había sido “traumática por caída o traumática porque le pegaron”. Tras consultar a Miranda Zar, Vega le dijo que “se trataba de una muerte traumática con violencia”. A las 0,30, volvió a llamarlo y le dijo: “Para mí lo mataron”

Palacios ya había autorizado la entrega del cuerpo para el velorio, que se desarrolló en la sede del sindicato de gastronómicos, y no hizo nada por recuperarlo a pesar de estas advertencias.

Aparte de los testimonios de quienes tuvieron contacto directo con él, Mauvecín consideró los de la médica y diputada Marina Andrada -perito de control designada por la familia Rojas-, la ministra de Seguridad, Fabiola Segura, y el sindicalista Luis Barrionuevo.

  • Marina Andrada dio cuenta de una conversación en la que le dijo a la ministra Segura que “a Rojas lo habían matado, que se trataba de un homicidio”. Segura confirmó este diálogo.
  • El 13 de abril, Barrionuevo declaró en la causa: “Todo esto se habló en la rueda que se formó en el primer piso del gremio, en la que participaba el gobernador (Raúl Jalil), el vicegobernador (Rubén Dusso), la ministra de Seguridad (Fabiola Segura) y los hijos de Rojas, entre otros. Surgió que se trataba de más de un golpe”.

“Surge de los testimonios –argumentó Mauvecín- que luego de la autopsia ‘todo el mundo’ sabía que al señor Rojas lo habían matado. Palacios también lo sabía, y a pesar de contar con un deficiente informe entregó el cuerpo. Si dicha entrega fue por un error involuntario, excusable, debería haberlo subsanado inmediatamente tomando todas las medidas para enderezar el acto fallido”.

Pero Palacios recién recuperó el cuerpo al día siguiente, cuando estaba a punto de ser trasladado desde la sede de gastronómicos para su sepultura. A criterio de Mauvecín, esta demora puso en riesgo la investigación.

El lunes, 24 horas después del hallazgo del cuerpo, luego de que Barrionuevo revelara en declaraciones periodísticas que Rojas había sido asesinado, Palacios seguía porfiando ante la prensa con que no se habían encontrado signos de violencia y se trabajaba para “descartar la muerte violenta”. Había ya ordenado la segunda autopsia y recién a las 22 de ese día, es decir: más de 12 horas después de las declaraciones Barrionuevo, confirmó que Catamarca estaba asistiendo al homicidio de un ministro y abrió las puertas del escándalo.

La casa de Rojas, escena del crimen, ya había sido lavada por su hijo, Fernando, por sugerencia, según dijo, de la Policía. Se la precintó y se tomaron medidas para preservar eventuales pruebas el lunes.

Tampoco ordenó Palacios medidas para resguardar de intrusiones otros ámbitos importantes de los que podían surgir elementos para orientar la pesquisa, dadas las funciones como ministro y sindicalista que cumplía el occiso: el sindicato de gastronómicos y el Ministerio de Desarrollo Social permanecieron sin controles hasta bien entrada la instrucción de la causa.

Ver también en El Estaño

https://elestanio.com.ar/el-liderazgo-de-las-victimas/

https://elestanio.com.ar/el-caso-rojas-y-el-abono-de-la-elipsis/

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