“La Papanato” partió la oposición

Los vínculos de los macristas con el Gobierno provincial dejaron de ser subterráneos con el viaje del diputado Enrique Cesarini a la feria minera de Canadá. Fractura en Juntos por el Cambio y conjeturas sobre una hipotética maniobra: “La Gran Campeón de la Barrera”.

El diputado macrista Enrique Cesarini fue la punta del iceberg como único integrante opositor de la comitiva del Gobierno catamarqueño en la última feria internacional minera de Canadá, gira que completó como acompañante del grupo oficialista que hizo escala en California en el retorno.

En la breve controversia que se disparó tras la divulgación del viaje, el respaldo enfático que le prestó el ex diputado Carlos Molina, presidente del PRO local, mostró ya el germen de “La Papanato”, grupo político bautizado así por su aquerenciamiento en local gastronómico homónimo desde los tiempos en que pertenecía el “Trader God” Edgar Adhemar Bacchiani, que tenía la casa matriz de “Adhemar Capital” en las inmediaciones. Allí podía verse con frecuencia a algunos de sus miembros confraternizando con Miguel “Monchi” Calderón, operador y lobista que inició su carrera en el castillismo, recaló luego en las filas del ex intendente de la Capital Ricardo Gaspar Guzmán –como Molina- y ahora oficia de nexo de “La Papanato” con sectores gravitantes del oficialismo. Lejos de los tiros y cerca de las vituallas, como dice un viejo adagio de la sabiduría militar.

Nexo con el oficialismo. Miguel «Monchi» Calderón.

Los coqueteos del PRO con el Gobierno provincial vienen de lejos. Ya en tiempos de Lucía Corpacci, Molina colaboró en la Cámara baja para aprobar la ampliación de la Corte de Justicia de tres a cinco miembros, y puso al oficialismo muy cerca de lograr la mayoría calificada para reformar la Constitución. Cuando Raúl Jalil sucedió a Corpacci en 2019, causó revuelo la designación en el Senado provincial de Fernando Corrales Ávila, gerente regional de la ANSES hasta la salida de Mauricio Macri. Desde entonces pesa sobre los macristas la sospecha de ser quintacolumnas del peronismo en la oposición, solventados por el vicegobernador y presidente del Senado, Rubén Dusso.

Guarecido en el Senado. Fernando Corrales Ávila

La polémica en Juntos por el Cambio por el viaje de Cesarini se mantuvo larvada hasta la última sesión de la Cámara de Diputados, durante la que se aprobó el convenio que conformó la Mesa Nacional del Litio con Catamarca, Salta, Jujuy y el Gobierno nacional.

En la línea conciliadora abierta por “La Papanato” quedaron el presidente del interbloque, Luis Lobo Vergara, y sus correligionarios Tiago Puente, Alfredo Marchioli, Natalia Herrera, Alejandra Pons, con los macristas Enrique Cesarini y Natalia Saseta

Ocho diputados radicales -más de la mitad del interbloque de Juntos- se aliaron con el peronista disidente Hugo Daniel “Grillo” Ávila y rechazaron el convenio en contra del mandato de la bancada, con fuertes críticas a la política minera del Gobierno: José “Chichí” Sosa, Alicia Paz, Silvana Carrizo, Luis Fadel, Carlos Marsilli, Alejandro Páez, Cristina Gómez y Juana Fernández.

En la línea conciliadora abierta por “La Papanato” quedaron el presidente del interbloque, Luis Lobo Vergara, Tiago Puente, Alfredo Marchioli, Natalia Herrera, Alejandra Pons, y los macristas Cesarini y Natalia Saseta.

“Si algo demostró el debate por el litio en Catamarca es la falta de transparencia, por la que incluso se han hecho denuncias. Desconfío de una de las patas de esta mesa tripartita (el Gobierno catamarqueño), y es sobre la que estamos discutiendo hoy. Acompañar esto es legitimar una política minera con la que no estamos de acuerdo. Creo que es necesario incorporar el diálogo, porque la oposición no tiene lugar en las políticas de Estado”, dijo “Chichí” Sosa.

Proyección electoral

La movida divide los bandos en Juntos por el Cambio con la vista puesta en las elecciones provinciales. Todo el arco político está convencido de que Jalil las convocará para marzo, para desacoplarlas del incierto escenario nacional y las descarnadas reyertas intestinas del Frente de Todos.

Si bien la integración de la Mesa del Litio fue firmada también por el gobernador de Jujuy Gerardo Morales, presidente del Comité Nacional de la UCR y aspirante a la candidatura presidencial, los boinablancas catamarqueños en rebeldía consideran que los componentes nacionales en el litigio de marzo serán insignificantes, al margen de que nada estará definido aún para las presidenciales.

En tal sentido, estiman que conviene marcar desde ya diferencias claras con el Gobierno y empezar a dar consistencia a un esquema que jugará huérfano de referencias nacionales.

La “Gran Campeón”

En esta lectura general se filtran sospechas alimentadas por los vínculos de “La Papanato” con el Gobierno desenterrados por el viaje de Cesarini.

Se activaron las alarmas por la posibilidad de que el oficialismo, si reelige en marzo, pretenda digitar la candidatura opositora a diputado nacional de Catamarca, en un pacto con el sector que mejor se perfile en el país. En octubre del año que viene se renuevan las bancas de diputados nacionales de Anahí Costa –reemplazó a Lucía Corpacci- y Rubén Manzi, de la Coalición Cívica.

El diseño del mecanismo para una operación de estas características depende de la coyuntura. Los radicales desmarcados de “La Papanato”, sobre todo “Chichí” Sosa, recuerdan uno, que tuvo como partícipe a Rubén Manzi.

En 2003, la alianza entre Oscar Castillo y los Kirchner coincidió con los intereses de Luis Barrionuevo para esmerilar a Ramón Saadi. El FCS se quedó con las dos bancas de diputado nacional: una para la radical Lucía Garín de Tula, la segunda para el kirchnerista Guillermo “Campeón” de la Barrera

En 2003, el año pirómano de la quema de urnas, el entonces gobernador Oscar Castillo gestionó la alianza con el flamante presidente Néstor Kirchner a través de Armando “Bombón” Mercado, cuñado del mandatario y su representante en Catamarca. Estas tratativas coincidieron con las maniobras para retener poder en el peronismo de Luis Barrionuevo, que había quedado fuera de juego para la Gobernación y fracasado en su intento de arrebatarle la candidatura a senador nacional a Ramón Saadi.

Paradojas de la política: los Kirchner, con Cristina a la cabeza, le habían declarado la guerra al gastronómico e incluso intentado expulsarlo del Senado por la quema de urnas, pero sus intereses venían a converger para esmerilar a Saadi.

De los enjuagues concurrentes surgió el financiamiento a las candidaturas de Fernando Rivera como senador y Manzi como diputado nacional. Ninguno de los dos llegó y Saadi se consagró senador por la minoría.

Sin embargo, el armado Rivera-Manzi alcanzó para restarle al justicialismo los votos necesarios para frustrar la elección de su candidato a diputado nacional, Eduardo Andrada.

Las dos bancas de diputados que se dirimían quedaron en manos del FCS. Una fue para la radical Lucía Garín de Tula, la segunda para el postulante colocado por “Bombón” Mercado: Guillermo “Campeón” de la Barrera.

“La Gran Campeón”. No son pocos los que imaginan que “La Papanato”, de insignificante relevancia electoral, apunta a una jugada por el estilo aferrada a la franquicia del PRO.

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