Cristina hundió en 2019 el proyecto de un peronismo no kirchnerista con la “máscara de Alberto”. Pero en el fracaso de la propuesta incidió también la negativa de Roberto Lavagna a someterse a una interna con sus socios. Espejo retrospectivo de la embrionaria Diagonal Norte contra el eje metropolitano.
Un interrogante contrafáctico moviliza el eje antimetropolitano que comenzaron a tejer los gobernadores del Norte Grande: ¿qué hubiera sucedido en 2019 si Alternativa Federal mantenía consistencia electoral?
Cristina Kirchner hundió el proyecto, articulado bajo el nombre de Consenso Federal, con un cañonazo certero, descargado con “timming» impecable: la designación como candidato a presidente de Alberto Fernández en mayo de 2019, una semana después de que Juan Schiaretti ganó la reelección como gobernador de Córdoba por cifras abrumadoras.
Disparo letal. Un mes más tarde, Sergio Massa desertó de Consenso Federal con el Frente Renovador para sumarse al Frente de Todos. El entonces senador Miguel Pichetto hizo lo propio para acompañar a Mauricio Macri en la fórmula presidencial.
Los gobernadores fundadores de la fuerza, entre ellos Schiaretti, habían desacoplado sus elecciones provinciales de las nacionales para sustraer sus destinos del incierto derrotero nacional. Primera en casa: con su poder ratificado para definir las listas legislativas nacionales, la mayoría se alineó con la “máscara de Alberto” o liberó a sus feligresías.
Desinflado, Consenso Federal se presentó en las elecciones con la fórmula Roberto Lavagna-Juan Manuel Urtubey. Apenas logró el 6% de los votos.
Los antagonismos presidenciales del interior pueden dirimirse en las urnas, pero las posibilidades de concretar cualquiera de ellos se reducen significativamente si no se compensa el peso de los padrones bonaerenses y la radiación mediática porteña. Lo que es imperioso cambiar en lo inmediato es el ecosistema político
El factor Lavagna
El espacio se había lanzado oficialmente el 27 de septiembre de 2018, fruto de una iniciativa gestada por los gobernadores Urtubey (Salta), Juan Manzur (Tucumán), Schiaretti (Córdoba), Sergio Casas (La Rioja), Carlos Verna (La Pampa), Hugo Passalaqua (Misiones), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Domingo Peppo (Chaco), Mariano Arcioni (Chubut) y Rosana Bertone (Tierra del Fuego).
La foto fundacional reunió a Massa, Schiaretti, Urtubey y Pichetto.
Cuatro días antes de la Navidad de 2018, reunió 150 dirigentes en la Casa de Córdoba de Buenos Aires entre diputados, senadores, intendentes y gobernadores. En ese encuentro se sumó al esquema el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora.
Si bien la “máscara de Alberto” diseñada por Cristina tuvo incidencia central en la implosión del experimento, hubo otro factor no menos determinante: la negativa de Lavagna a disputar la candidatura presidencial con Urtubey, Massa y Pichetto en las primarias.
La “máscara de Alberto” fue una maniobra genial de Cristina, pero en el fracaso de Consenso Federal tuvo igual o mayor gravitación la reticencia de Lavagna a someter su figura al veredicto de las urnas.
Es un detalle que los ingenieros de la Diagonal Norte, instigada por la mayoría de los gobernadores del Norte Grande para esmerilar el eje metropolitano, no pierden de vista, sobre todo cuando contrastan los buenos resultados que Juntos por el Cambio ha obtenido de las internas desde su génesis, en 2015, con los retrocesos del peronismo anclado en las listas únicas confeccionadas en Buenos Aires.
Los antagonismos presidenciales del interior, consideran, pueden dirimirse en las urnas, en primarias o generales, pero las posibilidades de concretar cualquiera de ellos se reducen significativamente si no se compensa el peso de los padrones bonaerenses y la radiación mediática porteña. Lo que es imperioso cambiar en lo inmediato es el ecosistema político.
Ver también en El Estaño
https://elestanio.com.ar/diagonal-norte-contra-la-metropolis/