Las relaciones del diputado Francisco Monti con macristas y lilitos articulan la contienda por la conducción del radicalismo catamarqueño
La armónica relación que el diputado nacional y presidente del radicalismo catamarqueño Francisco Monti construyó con “macristas” y “lilitos” se afianza como vector de tensión en la interna de renovación de autoridades partidarias que se celebrará el 2 de marzo.
Juana Fernández, presidenta del Comité Capital, expresó con mayor contundencia lo que otros sectores solo se atrevían a insinuar. “Que Monti blanquee y se afilie al PRO”, dijo, y consideró que el titular del partido debería militar para robustecer las chances de Gerardo Morales y Facundo Manes, los radicales que han admitido sus aspiraciones presidenciales, y no por Horacio Rodríguez Larreta.
El posicionamiento en torno al alcalde porteño divide también a la línea Celeste, que a falta de reemplazo eficaz para el exsenador nacional Oscar Castillo designó una conducción colegiada. El diputado Luis Lobo Vergara, presidente del bloque, estrecha vínculos con Monti, mientras otra facción encabezada por los diputados Luis Fadel y Alejandro Páez y el intendente de Andalgalá Eduardo Córdoba marca la inconveniencia de confraternizar demasiado con el PRO y la Coalición Cívica antes de dirimir legitimidades en la UCR.
A las recriminaciones se suma el diputado José “Chichí” Sosa, líder de la Corriente Progresista Radical, que quedó afuera de la Junta Electoral conformada para la interna.
El senador nacional Flavio Fama se mantiene hasta ahora prescindente del litigio. En reuniones reservadas, condicionó su candidatura a Gobernador al respaldo unánime del radicalismo.
Los reclamos de los puristas boinablancas por una competencia intestina sin intromisiones foráneas obedecen a la presunción de que Rodríguez Larreta financia a Monti a cambio de que promueva a figuras de su espacio en Catamarca. El diputado macrista Enrique Cesarini y el “lilito” Mariano Manzi, hijo del diputado nacional Rubén Manzi, con ambiciones de entrar en la lista de diputados provinciales, son los dos operadores más visibles de este esquema. Lobo Vergara se arrima al diseño para capturar la sucesión de Castillo en la Celeste.
Los reclamos de los puristas boinablancas por una interna sin intromisiones foráneas obedecen a la presunción de que Rodríguez Larreta financia a Monti a cambio de que promueva a sus alfiles en Catamarca
Eso en lo inmediato. Más adelante, las inquietudes se proyectan hacia los cargos en las delegaciones catamarqueñas de los organismos nacionales si, como estiman seguro, Juntos por el Cambio gana las Presidenciales. Es un botín suculento, que proveería valiosas herramientas para la construcción política en el territorio provincial a sus administradores: ANSES, PAMI, Desarrollo Social, lo que fue la Gerencia de Empleo, Vialidad Nacional y otros de menor jerarquía y potencial. Los más optimistas suman incluso la presidencia de YMAD, en manos actualmente de Fernando Jalil.
Los resultados de las internas del 2 de marzo consagrarán la conducción de la UCR para una etapa marcada por la muerte de Eduardo Brizuela del Moral y la reducción de la influencia de Castillo, que con sus alianzas y confrontaciones orientaron el poder bifronte partidario en los últimos cuarenta años.
Monti, que pertenece a la línea fundada por el exintendente de la Capital Ricardo Guzmán, accedió a la titularidad boinablanca por el deceso de la castillista Marita Colombo, de manera que aún tiene pendiente la edificación de su liderazgo.
Se trata de cubrir el poder vacante que dejó la difuminación del diseño castillo-brizuelista. La interna debería definirlo, pero no está claro que vaya a ser así: el incipiente “antilarretismo” radical apunta a derrotar a Monti y sus aliados en el mejor de los casos, o a deslegitimarlo acusándolo de operar como quintacolumna del PRO.
Es una pulseada clave, porque la interna partidaria marca el volumen político de los competidores que se toma como referencia para la distribución de las candidaturas, que luego deberán conjugarse con las pretensiones del resto de los socios de Juntos por el Cambio. Ahí es donde la alianza de Monti con macristas y lilitos, cuya garvitación electoral es exigua, cobraría peso definitorio.
La escena provincial refleja movimientos nacionales. El “antilarretismo” local referencia al grupo que lideran el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdez, y Facundo Manes, que objeta las relaciones de Gerardo Morales y Marín Lousteau con Rodríguez Larreta.
Lo que no aparece todavía en Catamarca es un sector consistente que digiera a Patricia Bullrich, que parece sintonizar con el senador nacional mendocino Alfredo Cornejo.
Ver también en El Estaño
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