La muerte del caudillo peronista dejó vacante el liderazgo de un vector de poder de fuerte tracción a nivel nacional. Las fotos son gentileza del colega Carlos Gallo.
Vicente Leonides Saadi murió el 10 de julio de 1988, en ejercicio de la Gobernación catamarqueña.
La escena política provincial estaba en tensión por el cisma de la Unión Cívica Radical precipitado por el proceso de reforma de la Constitución iniciado dos semanas antes.(https://elestanio.com.ar/el-88/)
El gobernador de La Rioja, Carlos Menem, se había impuesto el día anterior sobre su par de Buenos Aires, Antonio Cafiero, en las internas por la candidatura presidencial del Justicialismo.
La desaparición de Saadi dejó vacante el liderazgo de un vector de poder de fuerte tracción no solo en el peronismo nacional, a cuya recomposición había contribuido de modo determinante tras la derrota de 1983 a manos del radicalismo. Como presidente del bloque de senadores nacionales del Justicialismo, había sido también interlocutor distinguido y aliado valioso del presidente Raúl Alfonsín en la edificación del diseño institucional que habilitó el Juicio a las Juntas Militares, el hecho más emblemático de la restauración democrática argentina, de alcance ecuménico por su singularidad.
“Desde la instalación del gobierno constitucional, el doctor Vicente Saadi ilustró su vida republicana con el ejercicio de la oposición política al servicio de la consolidación de la transición democrática”
(Enrique “Coti” Nosiglia, ministro del interior)
Dirigentes políticos de todo el país llegaron a Catamarca para las exequias.
En representación de Alfonsín, que había estado en la ceremonia nacional, estuvo Enrique “Coti” Nosiglia, su ministro del Interior.
Una multitud se congregó frente al atrio de la Catedral Basílica para los funerales.
“Sus movimientos estratégicos y tácticos, hechos casi en silencio, tenían la virtud de sorprender a la clase política por lo inesperado de sus arbitrajes y soluciones. La historia de nuestra vida política nos contará algún día cuáles eran los modos de este viejo luchador, que le permitieron sobreponerse a las derrotas propias del quehacer público y mantenerse en la primera línea de la conducción nacional. Desde la instalación del gobierno constitucional, el doctor Vicente Saadi ilustró su vida republicana con el ejercicio de la oposición política al servicio de la consolidación de la transición democrática. Fue un adversario inteligente, temible por momentos, pero siempre dispuesto a la hora de servir nuestro destino republicano y democrático», lo despidió Nosiglia.