En Brasil, Milei insistió en profetizar la “extinción” de los socialistas y prometió sacarlos “a patadas de todos lados”. Horas después, contra casi todos los pronósticos, la izquierda se impuso en Francia y la ultraderecha de Marie Le Pen, ganadora en primera vuelta, quedó relegada al tercer puesto.
Coreografía gala: horas después de que Javier Milei profetizara la extinción del socialismo y prometiera “sacarlo a patadas de todos lados”, la izquierda agrupada en el “Nuevo Frente Popular” ganó contra casi todos los pronósticos las elecciones parlamentarias en Francia y la ultraderecha liderada por Marie Le Pen, que se había impuesto en la primera vuelta, quedó relegada al tercer puesto con “Reagrupación Nacional”. “Juntos”, de presidente Emmanuel Macron, salió segundo.
“Soplan vientos de cambio en el mundo, las ideas del socialismo empobrecedor han fracasado y la gente lo sabe. La gente sabe que el socialismo es siempre y en todo lugar un fenómeno empobrecedor y violentamente asesino y por eso se están extinguiendo y los vamos a sacar a patadas de todos lados donde estén”, había vociferado Milei en la Convención de Acción Política Conservadora realizada en Cambioriú, a la que asistió para respaldar a Jair Bolsonaro con el presidente de Brasil Lula Da Silva.
Es el mismo foro de la ultraderecha global ante el que se presentó en febrero, en los Estados Unidos, para recibir los elogios y el abrazo de Donald Trump, otro referente antisistema que comparte con Bolsonaro el mérito de haber instigado atentados contra la democracia.
Trump alentó en enero de 2021 el asalto al Capitolio tras perder las elecciones presidenciales ante Joe Biden. Bolsonaro hizo lo mismo en enero de 2023, cuando cayó derrotado por Lula y propició la toma de la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia.
La orientación de los vientos de cambio que pregona Milei no parece ser tan nítida. Antes de la definición del proceso francés, los laboristas aplastaron a los conservadores en las elecciones británicas y obtuvieron una mayoría que les permitirá armar gobierno solos.
En Francia, la ultraderecha de Le Pen había ganado las elecciones para el Parlamento Europeo, en un contexto general de retroceso de la centroizquierda en el continente. Alarmado por eso, Macron adelantó las parlamentarias y se puso en funcionamiento lo que se conoce como “cordón republicano”, un acuerdo tácito para impedir el acceso de opciones extremistas al poder.
“Reagrupación Nacional” ganó la primera vuelta y todo hacía prever que se impondría en el balotaje definitorio, pero la coalición de izquierda, capitaneada por Jean-Luc Melenchon, acordó con la alianza de Macron un dispositivo de obstrucción eficaz.
Los comicios en Francia son por jurisdicción y participan en el balotaje todos los candidatos que hayan superado un piso electoral determinado en la primera vuelta. El “Nuevo Frente Popular” y “Juntos” pactaron que el candidato de cualquiera de los dos que hubiera salido peor posiciona en el round inicial se retirara para la definición y respaldara al mejor ubicado contra el postulante de Le Pen. Esta ingeniería, sumada a una participación del electorado que no se veía desde 1981, selló la suerte de “Reagrupación Nacional”.
Francia ingresa en un escenario complejo, en el que Macron tendrá que pactar con la izquierda para formar un nuevo gobierno, pero el riesgo de la extrema derecha fue conjurado.
Junto a la victoria laborista en Gran Bretaña, el desenlace galo infirió un golpe duro a la megalomanía de Milei, tendiendo dudas sobre su cualidades proféticas. El líder libertario se atribuye una gravitación global determinante.
“Mi viaje a Davos fue muy importante. Mirá el impacto que tuvo en Europa y cómo se dieron vuelta las elecciones y hundimos a los pobres progresistas pobristas”, analizó antes de la expedición bolsonarista.
Las urnas lo desmintieron desde Francia a la española, quizás para regocijo de Pedro Sánchez: los muertos que vos matáis gozan de buena salud.