“Se ha desacomodado todo, es una caja de Pandora”

A Vicente Saadi suele citárselo con una obviedad: “El bien para todos y el mal para nadie”; o con el “basta de cháchara” y las “nubes de Úbeda” del debate con Dante Caputo. Hay mucho más. Extractos de una entrevista que le hizo Mona Moncalvillo publicada en el Nº 84 de la Revista Humor, en junio de 1982, con reflexiones de una notoria vigencia.

“Creo que nuestra obligación es contribuir a la formación de la patria grande que soñaron nuestros libertadores, San Martín, Bolívar. Está visto que los latinoamericanos sólo podemos esperar el respaldo de los latinoamericanos. Lo prueba este conflicto, esta agresión imperialista de la que estamos siendo víctimas en este momento, dolorosa para nosotros, para nuestros valientes jóvenes que están defendiendo la patria en el archipiélago obligadamente, porque los argentinos somos pacifistas por excelencia. Pero el sacrificio no será en vano. Pienso que la sangre de nuestros jóvenes va a abonar el crecimiento de la gran patria latinoamericana, que va a cambiar la orientación en el mundo y que nuestros ‘hermanito mayor’ quedará hecho un gigante con pies de barro, porque ha quedado demostrada su deslealtad y la falsedad de todo lo que ha venido predicando. América Latina ha descubierto que los organismos internacionales como la OEA, el TIAR, la ONU, siempre han estado puestos al servicio de la sinarquía norteamericana para ahogar la libertad de los pueblos. De ahí que creemos que debe concretarse la creación de la OELA, la Organización de los Estados Latinoamericanos, pero con sede en una nación latinoamericana, para tenerla físicamente en el corazón de América Latina y de los países no alineados”.

 

– ¿Y usted es de izquierda?

– Yo soy justicialista, je, je. Soy justicialista. Acá no se trata de hombres de izquierda o de derecha. Se trata de hombres que se anquilosan y de hombres que consideran que el mundo es un continuo devenir, que se transforma instante a instante. Hombres que tienen la capacidad necesaria para usar un cepillito de pelo y sacudirse las ideas todas las noches, para dar lugar a las nuevas sensaciones del producto social y lo que está ocurriendo. Hay otros que se esclerosan.

“Todo lo que signifique un arreglo entre bambalinas y a espaldas del pueblo no es bueno. Las cosas deben hacerse a la luz del día y que debe pronunciarse el pueblo plena y soberanamente”

 

– ¿Le parece conveniente que se hable de la posguerra antes de ganar la guerra?

– Hay muchas personas, que no son los nacionales ni tampoco los aliados del pueblo, que no pensaron en los efectos que iba a producir este acontecer. Les quema la brasa en la mano y quieren sacársela cuanto antes, a ver si pueden componer y retornar a lo no retornable. Y ésos hablan, desde ese punto de vista mezquino, de la posguerra. Por la desesperación de salir de este problema. Pero eso no quiere decir que no se deba estudiar debidamente el problema, para el caso de ganar la guerra (y la tenemos que ganar), para el caso de empatar la guerra y para el caso de perderla. Es una falla fundamental de las conducciones políticas, que deberían ya haber tenido los laboratorios trabajando a pleno, sin apuro, para no estar desprevenidos cuando llegue el desenlace y poder tener las soluciones adecuadas. No se ha creado la conciencia necesaria para organizar ni siquiera una economía de guerra, porque hay intereses. Hay personajes que están en los directorios de las multinacionales y también son ministros y cosas por el estilo en el gobierno. Así es como ensayaron una política económica timorata, procurando hacer recaer el peso de la política económica de guerra en las espaldas de los trabajadores. Y no tiene que ser así. Hay que hacerlo recaer en las espaldas de los financistas usureros, que robaron y esquilmaron al país desde 1976. No puede un gobierno, ni un ministro, estar diciendo ‘vamos a pagar caballerescamente la deuda externa pública y privada’ a nuestros enemigos, a nuestros agresores, a los que, si reciben ese dinero, lo van a transformar en armas y municiones para segar la vida de nuestros jóvenes. Esa deuda tiene que ser tomada a cuenta de los daños materiales que nos están ocasionando y para resarcir, aunque sea en parte, el asesinato de nuestra juventud ¿Cómo vamos a pensar en una economía de guerra si no se ha tomado hasta el momento ningún recaudo? No hacía un mes que estábamos siendo agredidos y desde el Banco Central se financiaban 15 millones de dólares al Banco de Londres ¡Esto es inconcebible! No es posible que estén depositando pagos de la deuda pública en los Estados Unidos para que los transformen en munición de guerra para matarnos y agredirnos. No es posible que a esta altura del acontecer no se hayan tomado las empresas del imperialismo que nos ataca, del imperialismo inglés, del imperialismo norteamericano y de los colonialistas europeos que no están agrediendo. Fíjese, no se han tomado los latifundios y las estancias de la Patagonia, donde están organizadas las redes de espionaje hasta con pistas desde donde se agrede a la patria argentina y latinoamericana.

“Cualquier argentino es bueno, siempre que el pueblo lo invista con su soberanía para el ejercicio del cargo”

 

“No hay ninguna diferencia entre los Rivera Indarte, los Rivadavia, los escritores del Iluminismo, los Alsogaray, los Martínez de Hoz, los Pinedo y el Alemann que padecemos en este momento. Es inconcebible. Figúrese que es representante de la banca suiza, que se ha hecho cargo de los intereses del imperialismo agresor en el país. Están sirviendo al aniquilamiento del país. Cuando hablo de los financistas ladrones me refiero a los que organizaron esta política para destruir la industria, el pueblo, las instituciones, todo. El desastre es tan grande que ha perforado su propio piso y en grado casi inimaginable. Si queremos que nuestro país surja como corresponde, con gran pujanza, tendremos que ir a una reforma en serio, a una reforma estructural. No vamos a resolver nada con sinapsismos, ni con modificaciones coyunturales, ni con remendar la cúpula. Tenemos que remover cimientos y hacer el nuevo edificio para las generaciones que nos van a suceder”.

 

– ¿Cómo se impulsan esas modificaciones?

– Con la movilización. Creo que hay ausencia de política en el panorama nacional, pero la conciencia plena de soberanía que ya ha adquirido el pueblo, su madurez, y una movilización adecuada, no la puede aguantar nadie que esté en la traición. Y es indispensable hacerla, porque si queremos llegar a la paz, esta noche, mañana, o cuando sea, es indispensable tener como base la plena soberanía argentina.

 

“Así como cuando se produjo el hecho que ha tocado el corazón de todos los argentinos –un hecho que viene reclamando el país a través de todos los gobiernos desde 1833- se convocó a la unión nacional, creo que si se ofrecen alternativas de este tipo, el país unido va a encontrar el camino y la solución de los problemas”.

 

“La única transición posible debe ser la de llamar al pueblo para que ejerza su plena soberanía. Pero sólo se está hablando de gobiernos de transición para dilatar el proceso. No hace falta dilatar ni cambiar. Que se queden los que están, pero que convoquen al pueblo a elecciones y el pueblo decidirá su propio destino”.

 

– ¿Qué opina de la propuesta de Alfonsín?

– A mi el doctor Illia, que es un civil, me merece el más grande de los respetos. Pero aún un hombre de la jerarquía del doctor Arturo Illia, de los cuales también hay en nuestro partido, no es una solución, porque todo lo que signifique un arreglo entre bambalinas y a espaldas del pueblo no es bueno. Yo, como hombre profundamente democrático, creo que todas las cosas deben hacerse a la luz del día y que debe pronunciarse el pueblo plena y soberanamente.

“Las bases de nuestro Movimiento Justicialista están intactas, y eso es lo que desespera a los tramposos. Como están desconectados de la realidad, ensayan una serie de trampas a ver cómo pueden burlar al pueblo. Pero es inútil, no lo van a conseguir”

 

“El presidente puede ser civil o militar, dependerá de lo que elija el pueblo. Creo que eso le daría más fuerza al gobierno para la lucha y para establecer la plena soberanía, no solo en las Malvinas sino en todo el territorio de la República. Porque el caso de las Malvinas, aparte del asunto de la soberanía, tiene otras connotaciones que no se quieren entender pero que el pueblo las intuye. Son las bases para lanzamiento de cohetes en las Malvinas y en la parte sur del continente; es la instalación de la estación de seguimiento de satélites que tienen proyectada; es el cruce del océano Atlántico al Pacífico; son las cuencas petrolíferas de las Malvinas y del Magallanes; es la apertura hacia la Antártida para sustraer los fabulosos bancos de krill, que es la proteína indispensable para saciar el hambre de los pueblos hambrientos. En fin, una cantidad de cosas tremendas que hay que comprender. Eso por una parte, porque aunque resolviésemos todo el problema del archipiélago, que es indispensable, no ganaríamos nada si no tenemos la soberanía política en el país y en cambio mantenemos el coloniaje económico en la Capital Federal para someter al pueblo, o el subcoloniaje cultural. Hay un viejo proverbio chino, lleno de sabiduría, que dice: ‘si quieres hacer planes para un año, siembra granos; si quieres hacer planes para diez años, planta árboles; si quieres hacer planes para cien años, instruye a un pueblo’. Y esto último es lo que debemos hacer”.

 

“Entiendo que la unión, no de las Fuerzas Armadas, sino del pueblo argentino, es algo bueno en la acción, pero esto no quiere decir que sea indispensable un contubernio. Creo que los militares tienen derecho a participar, a ofrecer sus candidaturas, pero tenemos que someternos a la decisión del pueblo. Si el pueblo lo acepta, enhorabuena que sea militar, sacerdote, abogado, médico, obrero o artista. Cualquier argentino es bueno, siempre que el pueblo lo invista con su soberanía para el ejercicio del cargo”.

 

“El peronismo es un movimiento de una riqueza extraordinaria que se nutre, se renueva, se agranda. Lógicamente tenemos, como tienen todos los partidos políticos, autoridades que son la legalidad, pero que no sabemos sin son la legitimidad, porque desde hace más de seis años están congelados todos los partidos políticos. En realidad son ocho años, porque estaban designados por un período de dos años y vino este gobierno dictatorial y congeló los mandatos. No se ha producido la renovación vivificante y fortalecedora, porque no se ha podido consultar a los afiliados. Y no se ha podido incorporar a cinco millones de jóvenes al padrón electoral, y son los que van a decir ‘aquel o este otro van a ser la conducción del partido’. A lo mejor van a ratificar las autoridades, o a lo mejor van a relevar a todos, o van a relevar una parte. Esto es lo que va a ocurrir en nuestro movimiento y en todos los movimientos. Pero esté segura de que las bases de nuestro Movimiento Justicialista están intactas, y eso es lo que desespera a los tramposos, a los ‘hematomas’ que aparecen después de cada golpe. Como están desconectados de la realidad, ensayan una serie de trampas a ver cómo pueden burlar al pueblo, pero es inútil, no lo van a conseguir”.

 

“Se hace necesaria la pacificación del país, una pacificación en serio. Hay que terminar con las alquimias de liberación de presos políticos y gremiales en cuotas y hacerla de una vez. Debe hacerse un raspaje a fondo de toda la legislación represiva y antidemocrática que azota al país. Debemos volver a las reglas de juego establecidas por la Constitución. Para mí, y para el justicialismo, es vetusta; por eso procuramos reformarla en el ’49. Pero mientras tanto, debe hacerse la voluntad del pueblo por los procedimientos establecidos en la Constitución, que nos pueden dar reglas claras y honestas para restablecer la democracia. Creo que a los millones de argentinos que deambulan por el mundo debe allanárseles el campo para su retorno a la patria que los vio nacer. Si se quiere hacer la unidad argentina, tiene que convocarse a lo nacional, a lo responsable, a fin de que dirima la situación con los entreguistas del país”.

 

“Lo del estatuto (de los partidos políticos) es un cuento. A este país la única cosa que le sobra son estatutos y de muy buena factura. Lo que ocurre es que los quedantistas –los ‘hematomas’- procuran ganar tiempo, a ver si pueden encontrar cómo hacer una trampa para burlar la voluntad popular. Esto es todo. Pero con estatuto o sin estatuto, si se llama a votar, tenemos leyes adecuadas y no hay problema”.

 

“Nuestro país tiene la obligación, y esa es la doctrina justicialista, de negociar y entenderse con todo el mundo. Yo diría preferentemente con países latinoamericanos y no alineados, pero en general con todo el mundo. Y si la Unión Soviética nos está comprando nuestros granos, cueros, vinos, carnes, y los europeos colonialistas, o los norteamericanos imperialistas y los ingleses nos agreden y no nos compran, tenemos que recurrir a quien sea. Hasta hoy, Rusia nos ha comprado más de un tercio de nuestras producciones tradicionales y las divisas que entregaban a este gobierno eran invertidas para comprar en otros mercados. En esta situación difícil nos siguen comprando, mientras los demás nos boicotean ¿Por qué no vamos a comprarles? ¿Por qué no vamos a negociar con la Unión Soviética? ¿O nuestros agresores no negocian con la Unión Soviética? Así como digo la Unión Soviética digo cualquier país. Con este boicot procuran hacernos un perjuicio, pero más se van a perjudicar ellos. Ahora nos acusan de negociar con la Unión Soviética, pero antes esas divisas se las llevaban ellos, generalmente vendiendo armas para sojuzgar al país”.

 

“El pensamiento no tiene límites, el progreso viene por la riqueza del intelecto. Un país sin imaginación, un pueblo sin imaginación para el progreso o la conservación, es un pueblo decadente y el pueblo argentino no es decadente. Sería una mordaza, y tendría que avergonzar a los políticos el querer aplicarla a un pueblo generoso, maduro y capacitado como el nuestro. Además, es la negación de la democracia; no se puede encasillar o amordazar el vuelo del intelecto. No tiene límites ni fronteras, y cuando más amplio es, mejores son los frutos”.

 

“Nuestra política internacional la teníamos que resembrar en profundidad. Tenemos que ir a la autodeterminación de los pueblos, incorporarnos al mundo latinoamericano y seguir en los no alineados. Esto me trae el recuerdo de alguna de esas cosas que decía el general Perón: ‘La famosa teoría de Monroe invocada permanentemente para la integración de América, me hace recordar una figura: América Latina es el caballo y los yanquis los jinetes, pero eso hasta que el caballo aprenda a pensar, porque cuando aprende a pensar termina la equitación’. Y América Latina, en lo que va del siglo, ha probado que hace rato aprendió a pensar; así ha madurado muchas veces, pese a la opinión de sus propios gobernantes. Tenemos que entender que el surco abierto va a producir una revolución en el mundo. Se ha desacomodado todo, es una caja de Pandora que abrieron unos y otros. La abrieron los de la dictadura, sin saber lo que iba a ocurrir. La cantidad de efectos no queridos son tremendos, pero ya no la pueden cerrar; el imperialismo y el colonialismo, lo mismo: tampoco pueden tirar para atrás. Todo seguirá su curso. Por eso tenemos que estar todos, argentinos y latinoamericanos, vigilantes para no retroceder”.

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