En Adhemar Capital ofrecían rentabilidades mayores si lo que se depositaba eran pesos. Así, a quien iba con dólares le proponían cambiarlos a la cotización “blue” del día. Se quedaban con los dólares, los pesos se convertían en un asiento contable.
Las energías del Juzgado Federal se concentraron en las últimas semanas en rastrillar el infinito ecosistema cripto para tratar hallar la fortuna virtual de Edgar Adhemar Bacchiani y su pandilla. Sin embargo, lo que embuchó la banda no fueron virtualidades, sino dinero material, real, en efectivo o vía transferencias bancarias.
La pregunta sigue incólume: ¿dónde está la plata?
En una de las denuncias por estafa que se radicaron en el fuero provincial, velozmente girada al federal, un damnificado describió el “modus operandi” que utilizaban en “Adhemar Capital” para quedarse con los dólares de los inversores.
El sujeto concurrió a la sede de la firma a invertir 76 mil dólares adquiridos en el Banco Nación, blancos. Lo atendió el asesor Héctor Rodolfo Sagripanti, quien le sugirió “pasar la suma de dólares a pesos al cambio del dólar blue del día de la fecha, dado que la inversión en pesos generaba una mayor renta que la de dólares, específicamente el 22% mensual”.
“Los denunciados –dice la denuncia- proceden a convertir los 76.000 dólares en pesos al cambio del dólar blue del día, lo cual arrojó la suma de 12.692.000 pesos”.
Con esta maniobra, el incauto entregó los dólares billete, en efectivo o por transferencia, a cambio de difusos movimientos bancarios y promesas de pago en pesos que nunca se cumplieron.
A los federales les convendría consultar con algún epígono de John “Long” Silver, el legendario pirata protagonista de “La isla del tesoro”. “Long”, no “Long-short”.
La denuncia entró en la Fiscalía General a principios de mayo, pero el fuero provincial declinó su competencia en favor del Federal, con la anuencia de la Justicia de Garantías.
El juez Federal Miguel Contreras otorgó la prisión domiciliaria a Bacchiani el 10 de ese mes para permitirle acceder a sus cuentas virtuales, cosa que por razones de seguridad le resultaba imposible desde la Policía Federal. El “trader” estuvo ocho días operando bajo la supervisión de expertos de Gendarmería sin más resultados que aumentar la confusión, a punto tal que debió salir a aclarar que los 11 dólares que se le habían descubierto al “Trader God” eran el contenido de solo una de las cuentas trabadas que tiene en la plataforma Binance.
La explicación del modo en que un empleado de Adhemar Capital consiguió hacerse con los dólares de una víctima, sin embargo, indica que tal vez sería más adecuado explorar otras alternativas para determinar a dónde fueron a parar las millonarias sumas en efectivo en entraron en las financieras.
Aparte de expertos en informática y criptoeconomía, a los federales les convendría consultar con algún epígono de John “Long” Silver, el legendario pirata protagonista de “La isla del tesoro”. “Long”, no “Long-short”.
Falla la brújula en los océanos virtuales, pero alguien debe tener el mapa con la ruta hacia el botín Bacchiani.