La disputa por los liderazgos a nivel nacional estimula estrategias para desacoplar las elecciones provinciales de las nacionales, como ocurrió en 2019. Catamarca tiene fecha establecida constitucionalmente para el caso: marzo.
2022 será un año de maniobras intensas para la definición de los liderazgos nacionales tanto en el oficialismo como en la oposición, rumbo a las Presidenciales (elestanio.com.ar/cristina-y-macri-en-la-metamorfosis). Las disputas en esa categoría tienen en las PASO de agosto de 2023 la fecha para definirse en las urnas de ser necesario.
El presidente Alberto Fernández, que admitió sus aspiraciones a la reelección en medio de las las tensiones con el kirchnerismo, pretende una gran interna en el peronismo, como la que Carlos Menem le ganó a Antonio Cafiero en 1989 (elestanio.com.ar/la-argamasa-de-la-interna).
Juntos por el Cambio dirime por su lado el sucesorio de Mauricio Macri, aunque éste todavía respire y quiera volver a postularse a la Presidencia. Los radicales sostienen la carga contra sus socios del PRO con intenciones de encabezar la fórmula (http://elestanio.com.ar/el-sucesorio-de-mauricio/).
Los tiempos nacionales, sin embargo, podrían ser demasiado largos para los caciques provinciales, cuya prudencia se acentuó después de la experiencia de las elecciones de medio término, en la que varios cayeron en sus distritos arrastrados por la derrota de la Casa Rosada.
El cuero propio siempre se prioriza. En más de un aspecto, el escenario que se insinúa para 2023 es similar al de 2019, cuando la mayoría de los gobernadores separó sus elecciones de las nacionales para blindarse frente a un proceso de evolución demasiado incierta, en el que parecía afirmarse la alianza Alternativa Federal que acaudillaban el ex ministro de Economía Roberto Lavagna, el por entonces gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa.
Cristina Kirchner despejó las dudas en mayo, con la designación de Alberto Fernández como candidato a la Presidencia apenas una semana después de que el gobernador cordobés Juan Schiaretti obtuvo su reelección con cifras arrasadoras. El movimiento de Cristina neutralizó la posibilidad de que Schiaretti jugara en Alternativa Federal y se perfeccionó poco después con la incorporación de Massa.
La realización de elecciones provinciales desdobladas de las nacionales con PASO incluidas sería inédita en Catamarca. El sistema se sancionó en 2015, pero Lucía Corpacci nunca desdobló
La estrategia del desdoblamiento está en el caso de Catamarca acotada temporalmente. De asumirla, el gobernador Raúl Jalil debería abrir el calendario electoral local a más tardar a fines de noviembre, porque los comicios tienen que celebrarse indefectiblemente en marzo por imperio constitucional y el régimen local contempla la realización de PASO.
La realización de elecciones provinciales desdobladas de las nacionales con primarias incluidas sería inédita en Catamarca. El sistema se sancionó en 2015, pero Lucía Corpacci nunca desdobló.
La presión para que los referentes distritales se enfilen sin ambigüedades en la interna peronista nacional irá en ascenso este año, más si se considera lo necesitado que está Fernández de respaldos inequívocos para transitar el último tramo de su mandato sosteniendo las chances de repetir. Esta necesidad presidencial es más acuciante por la intención de los sectores más extremos de la fractura de que en 2023 se produzca un mano a mano entre Cristina y Macri.
En la Casa de Gobierno catamarqueña, varios piensan que asegurar las reelecciones de Jalil y el intendente capitalino Gustavo Saadi en marzo ampliará el margen de maniobra en un contexto nacional volátil y acechado por el desmadre de la crisis. La táctica que le dio excelentes resultados al FCS desde que empezó a aplicarla en 1995, hasta que Eduardo Brizuela del Moral se peleó con los Kirchner y cayó en su intento de ir por un tercer mandato en 2011.
Por un lado, la contienda provincial acapararía la atención nacional y un triunfo posicionaría al peronismo catamarqueño.
Por el otro, se acortaría la trayectoria de maduración del cambio que se produjo en el radicalismo con la derrota del sector liderado por el ex senador nacional Oscar Castillo, principal articulador del FCS durante 30 años.
El diseño, no obstante, podría toparse con el rechazo de la senadora nacional Corpacci, que es ultracristinista.