El gobernador Raúl Jalil y el intendente Gustavo Saadi no aciertan a equilibrar un sistema de convivencia que suplante la tracción de Lucía Corpacci, en una escena signada por la incierta deriva de los liderazgos del peronismo nacional.
Las conjeturas alrededor de la interna del peronismo catamarqueño escalan sin pausa desde que Gustavo Saadi, intendente anfitrión, fue excluido del acto del 24 de febrero.
No hay manifestaciones oficiales, el litigio se desarrolla en mesas y redes sociales, es imposible discriminar entre deseos de los interlocutores, operaciones e información, pero la tensión es evidente.
El acto para conmemorar el primer triunfo electoral de Perón, una novedad en el calendario de efemérides justicialistas, se organizó en beneficio del presidente Alberto Fernández, que fue el orador principal. Pretendió ser una señal de autoridad y compromiso del mandatario hacia el peronismo en vísperas de la pelea por el acuerdo con el FMI, pero terminó detonando las diferencias intestinas del oficialismo catamarqueño, donde recelos y paranoias, proverbiales en el terreno político, se aceleraron con la reaparición de la senadora nacional Lucía Corpacci.
Saadi había quedado a cargo de la movilización y liberó a los concejales para subrayar la gravitación saadista a través de la escenografía. Las columnas identificadas con el intendente fueron las más nutridas, proliferaron pancartas y pasacalles con la leyenda “Gustavo Conducción”.
El intendente aprovechó que lo dejaron afuera para reforzar su mensaje. Rechazó una oferta de último momento para incorporarse a la marquesina del palco y se retiró espectacularmente, rodeado de sus militantes y varios concejales, sobreactuando el destierro. Sus usinas dispararon de inmediato la viralización de fotos y videos. El “Gustavo Conducción” abrió paso al “Gustavo 2023”.
El poscorpaccismo nonato es el telón de fondo.
El gobernador Raúl Jalil y Saadi no aciertan a encontrar un elemento ordenador que suplante la tracción de Corpacci, en una escena signada por la incierta deriva de los liderazgos del peronismo nacional.
el interrogante de fondo es cómo sostener el tono electoral para sustraer a la provincia de las turbulencias nacionales y un eventual estallido del Frente de Todos, sin Corpacci en la lista de candidatos
Éste es el interrogante de fondo: cómo sostener el tono electoral para sustraer a la provincia de las turbulencias nacionales y un eventual estallido del Frente de Todos, sin Corpacci en la lista de candidatos.
La elección de medio término completó la componenda de distribución de cargos sellada por el trípode peronista local en 2019, con la asignación de la banca de senadora nacional a Corpacci. Jalil en Gobierno, Saadi en la Intendencia capitalina, lo que queda pendiente es el cumplimiento de la secuencia de sucesión: dos mandatos de Jalil y el ascenso de Saadi en 2027. Cinco años es un trayecto demasiado para recorrer envuelto en ansiedades.
El saadismo entiende que la palabra de Jalil no es suficiente garantía; tampoco lo es la de Corpacci. No tanto porque no les crean, sino porque condiciones ajenas a su control podrían volver inviable el compromiso. Lo que podría entrar en zona de riesgo es la continuidad del peronismo en el poder, advierten.
En este sentido, señalan el escaso relieve político de un gabinete “zen”, solo disponible para las mieles del protocolo y la administración de las cajas, pero reticente al momento de plantar cara a la oposición y salir al cruce de las críticas al Gobierno y al propio Jalil. Un peligro, sobre todo porque la intensa agenda de viajes del mandatario deja el territorio librado a la menesterosa iniciativa y aptitud del funcionariato para disputarlo.
Reprochan además la promoción de potenciales competidores de Saadi. El episodio del acto estimuló la presunción de que es una estrategia para acotarlo.
para El saadismo, las palabras de Jalil y corpacci no son suficiente garantía. No tanto porque no les crean, sino porque condiciones ajenas a su control podrían volver inviable el compromiso. Lo que podría entrar en zona de riesgo es la continuidad del peronismo en el poder, advierten
Antes que intendente de la Capital, Saadi es pilar central de la alianza oficialista. No es cualquier intendente, sino “primus inter pares”. Y es, además, el responsable político del distrito de padrón más voluminoso de la provincia –la Capital se arrima a la mitad de la electorado catamarqueño-, históricamente complejo para el peronismo.
Que el entorno de Jalil desacredite todas las especulaciones es obvio, incluso sincero. Pero esto no resuelve al problema de cómo cubrir el agujero que dejo Corpacci.
El triunfo del año pasado trajo aparejada la emergencia y afianzamiento de nuevos actores en el peronismo que no pueden ser ignorados en la construcción del poscorpaccismo impunemente.
Ver también en El Estaño
https://elestanio.com.ar/agujeros-en-el-paraguas-corpacci/
https://elestanio.com.ar/rentree-desestabilizadora-de-lucia/